AMBIENTE Y POLÍTICA: NUEVA NOTA DE DIVULGACIÓN: Rodrigo Bueno, un barrio en la mira: tensiones entre la integración social y la especulación inmobiliaria
Rodrigo Bueno, un barrio en la mira: tensiones entre la integración social y la especulación inmobiliaria
Por Ángel Sánchez Sierra[*]
[*] Es estudiante de maestría en Territorios y Sociedades en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) en París (Francia) y Licenciado en Ciencias Ambientales por la UNAM (México), con especialización en Manejo de Sistemas Socioecológicos.
La Costanera de Buenos Aires es una reconocida zona turística de la capital argentina. En ese contexto, la Reserva Ecológica es uno de los últimos pulmones verdes que resisten a la expansión de la mancha urbana. La creación del Parque Natural y Zona de Reserva Ecológica Costanera Sur fue aprobada en 1986 por el Honorable Consejo Deliberante –hoy Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires– (Carman, 2011:24).
Desde su fundación, destaca como una zona que se ha convertido en un sitio recreativo, lugar para el ciclismo, atletismo y todo tipo de deportes al aire libre, plaza aeróbica, además de ser privilegiada como sitio de observación de flora y fauna por su biodiversidad. Para los amantes de la naturaleza, es un espacio de desconexión de la rutina y es el sitio predilecto de las escuelas bonaerenses para fomentar el contacto con la naturaleza a través de actividades recreativas al aire libre como una primera lección de educación ambiental capitalina.
Contiguo a la Reserva Ecológica, se divisa a lo lejos un conjunto de construcciones de asistencia social. Se trata del barrio popular Rodrigo Bueno, su nombre honra al “Potro” un popular cantautor de cuartetos y su humilde fachada resalta en la antepenúltima parada de las líneas 2 y 4 del colectivo Central Costanera [ver Imagen 1 y 2].


Imagen 1 y 2. El barrio visto en perspectiva hacia la frontera colindante con la Reserva Ecológica y al fondo las torres de Puerto Madero. Fuente: Propia
El barrio Rodrigo Bueno comenzó a formarse en 1980, por familias migrantes tanto de Argentina como de otros países, antes de la declaración de la Reserva Ecológica (Carman, 2011:42) y de la promulgación de la Ley 148 en 1998. Esta ley marcó un hito al reconocer oficialmente los derechos de las comunidades en zonas vulnerables.
Desde 2005, el barrio ha enfrentado fuertes presiones para su desalojo. Sin embargo, en un triunfo histórico en los juzgados porteños, los habitantes lograron defender su derecho a ser atendidos y considerados por el gobierno, a pesar de su situación de asentamiento irregular. Rodrigo Bueno, con su ubicación privilegiada en la Costanera Sur, debido a la cercanía a la zona de mayor plusvalía de la capital, Puerto Madero, ha despertado el interés de inversores inmobiliarios quienes ven en sus terrenos un espacio ideal para el desarrollo urbano [ver Mapa 1].
Mapa 1. Ubicación de Rodrigo Bueno como referencia de cercanía a Puerto Madero y proyectos aledaños. Fuente: Denise Brikman, 2023.
Asimismo, la contraparte del interés de conservación por parte de grupos ambientalistas se centró en la priorización de la protección de la Reserva Ecológica. Los principales argumentos incluían la diversidad biológica y la preservación de las especies de la zona, así como su relevancia como humedal, el cual genera funciones esenciales como el abastecimiento de agua, la mitigación del calentamiento global y el control de las inundaciones al actuar como barrera costera. Aunque estos argumentos tenían un fundamento ecosistémico importante, pasaron a un segundo plano cuando se determinó que el proceso de formación del asentamiento humano irregular había comenzado antes de la aprobación de la zona de la Reserva Ecológica Costanera Sur.
El proceso validado por la Legislatura de la ciudad, mediante un peritaje encabezado por investigadoras de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), manifestó que los habitantes habían comenzado a buscar alternativas para su desarrollo, debido a la falta de oportunidades para obtener una vivienda digna. Como punto principal fue considerado el derecho a un hogar en el sentido del derecho a la vivienda como uno de los derechos sociales fundamentales incluido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948 (Naciones Unidas 1948: Art. 25).
El 23 de marzo de 2017, en el marco del Programa de Integración y Reurbanización (PIRU), se promulgó la Ley Nº 5798/17, que establece la reurbanización, zonificación e integración social, cultural y urbana de barrios populares de la ciudad, incluyendo barrios como Rodrigo Bueno, Fraga y el Playón de Chacarita. La ejecución de esta ley estuvo a cargo del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), que inició su labor con el objetivo de desarrollar asentamientos urbanos planificados en estas zonas. En el caso particular de Rodrigo Bueno, se buscó adoptar un enfoque ambiental específico debido a su proximidad a la Reserva.
El primer artículo de esta legislación defiende “La reurbanización, zonificación e integración social, cultural y urbana del Barrio Rodrigo Bueno, con la permanencia de los vecinos en el mismo, ello basado en los principios de igualdad, de justicia espacial, integración, no discriminación y del derecho a la Ciudad” (Ley Nº 5798, 2017: Art 1º). Desde este punto, el planteamiento que se estableció fue claro, la reurbanización como objetivo primordial se cimienta en la base de promover los derechos para sus habitantes.
Rodrigo Bueno: entre promesas incumplidas y proyectos de integración comunitaria
A pesar de que se ha reconocido la legitimidad de Rodrigo Bueno como barrio, los habitantes mencionan que hubo múltiples intentos de desalojo antes del peritaje realizado por la UBA. En entrevistas de campo, se describen diversas formas de persuasión aplicadas por instancias gubernamentales, que incluyeron desde incentivos económicos hasta la promesa de una vivienda en el barrio contiguo de La Boca. Sin embargo, en 2016 —antes de la promulgación de la ley y del inicio de los proyectos de construcción—, el IVC realizó un censo que marcaría la primera intervención formal para combatir la segregación y definir el futuro de Rodrigo Bueno.
Según los habitantes, las mayores problemáticas del PIRU provienen de la falta de información proporcionada por el IVC, de la legitimidad de las intervenciones realizadas y de una adecuada verificación del censo poblacional. Este último punto es considerado especialmente controvertido, ya que el principal descontento surge de la asignación de viviendas a personas que no habitaban en el asentamiento, lo cual ha dejado sin oportunidad de acceder a una vivienda a quienes deberían haber gozado de atención prioritaria, según dicta la ley.
Actualmente, el descontento comunal se debe principalmente a estas desigualdades en la asignación de viviendas durante la formación del «nuevo barrio» y a la falta de comunicación en la toma de decisiones por parte del IVC. Después de siete años de intervención en la zona, aproximadamente un 30% de las familias aún viven en el «barrio histórico,» como se le llama a la parte que no ha sido intervenida por el IVC. Allí, los servicios básicos como drenaje, luz y agua son limitados, ya que el área no forma parte del catastro capitalino.
Además, las familias se ven afectadas por obras aledañas a la reurbanización y el levantamiento de la cota del borde costero, resultado del proyecto turístico que se pretende implementar en la Costanera Sur. Actualmente, muchas familias deciden no mudarse al nuevo barrio debido a los retrasos en la construcción de las nuevas viviendas. También expresan que una vivienda no es el único recurso necesario para ser incluidos plenamente en el PIRU; consideran esenciales otros servicios como transporte público, salud, educación, energía, espacios verdes, seguridad y recolección de residuos para garantizar una buena calidad de vida.
A pesar de las tensiones, desde 2017 se han llevado a cabo proyectos significativos en el marco de la Ley 5798/17, orientados a promover el equilibrio ambiental en los barrios populares de Buenos Aires. Entre ellos, el Proyecto de Sustentabilidad Ambiental, financiado por el Banco de Desarrollo de América Latina – CAF (2019-2021), promovió la reforestación y el manejo de áreas verdes urbanas, mejorando el entorno ambiental en las zonas intervenidas. A través de talleres de separación de residuos sólidos urbanos y campañas de sensibilización, se buscó concientizar a los vecinos sobre la importancia del reciclaje y la gestión responsable de desechos. Este proyecto también buscó fomentar la creación de huertas urbanas, y la preservación de especies nativas, lo que fortaleció la participación comunitaria en prácticas sostenibles, promoviendo la autonomía alimentaria y el vínculo de los residentes con su entorno. Así, estos esfuerzos integran a la comunidad en un modelo de desarrollo urbano basado en la participación ciudadana, punto crucial para garantizar la legitimidad (Verón, 2024), al comprometerse con la sostenibilidad ambiental[1].
Continuando con los proyectos destacados, en el corazón del barrio, destaca el actual Centro de Cuidado Integral (CCI), creado por el Ministerio de Salud tras la pandemia de SARS-CoV-2 con el objetivo principal de descentralizar la atención en salud [ver Imagen 3]. Fundado en octubre de 2022 como una propuesta interministerial, el CCI coordina la atención de temas como la violencia de género, adicciones y otras problemáticas de salud, integrando todas las necesidades de cuidado personal acrecentadas con el periodo de la pandemia. Su funcionamiento se basa en el Modelo de Gestión por Cuidados Progresivos[2], estableciendo una atención biopsicosocial (DNCSSyRS, 2023: 2).
Según el Dr. Jesús Fumagalli, asociado al CCI de Rodrigo Bueno, la importancia de formar una red de cuidados progresivos radica en un modelo de atención que organiza los servicios de salud según las necesidades de los residentes, conocido como el Modelo de Atención Centrado en Niveles de Cuidados. En esta estructura, el primer nivel de atención prioriza el contacto inicial con los residentes para intervenir en problemas que puedan obstaculizar el desarrollo social del barrio.
El proyecto abarca diversas líneas de cuidado: apoyo a la crianza, salud infantil y adolescente, salud sexual integral, atención a enfermedades crónicas no transmisibles (como diabetes, hipertensión y obesidad), además de talleres de prevención para capacitar a referentes barriales. También se promueve la actividad física y recreativa. Para cumplir con estos objetivos, el centro ofrece una variedad de talleres, como juegoteca, tejido, salud, adolescencia y un espacio de escucha [ver Imagen 4].


Imagen 3. Fachada del Centro de Cuidado Integral Rodrigo Bueno. Imagen 4. Taller de juegoteca. Fuente: Propia
El CCI de Rodrigo Bueno es pionero en esta propuesta interministerial y ha sido adoptado como modelo en barrios con menor densidad poblacional, donde no es viable instalar un CeSAC (Centro de Salud y Acción Comunitaria)[1]. Tras su éxito en Rodrigo Bueno, el CCI se implementó en el Playón de Chacarita, y la Dirección Nacional de Salud Comunitaria ha confirmado la apertura de tres nuevos CCI en otros barrios vulnerables.
Este proyecto es una propuesta importante para el futuro, con la expectativa de sumar asociaciones civiles e incluso ONGs para colaborar en el fortalecimiento de la salud comunitaria del barrio. Administradores y facilitadores del CCI reconocen que aún queda mucho por proyectar y mejorar, a medida que crece la red de cuidados en los barrios de Buenos Aires, en expectativa de sumar asociaciones civiles o incluso organizaciones no gubernamentales, que busquen trabajar en conjunto por la salud barrial.
El barrio popular y la Reserva Ecológica contra IRSA, la junta inmobiliaria multimillonaria
Como menciona Denise Brikman, investigadora CONICET, especialista en ordenamiento territorial y sociología urbana, en su texto Proyecto de Integración social y urbana ¿Nuevos proyectos, viejos peligros? (Brikman, 2023), acota que la gran problemática – derivada a la ubicación del barrio y de su cercanía a la zona de mayor plusvalía de la ciudad – es que, aunque el proyecto busca la integración socio-urbana, su enfoque ha sido principalmente habitacional, con avances limitados en otras áreas como la mejora del entorno urbano o la creación de espacios de interacción social. Además, la falta de regulaciones que protejan a los habitantes originales ante el mercado inmobiliario genera incertidumbre, lo cual puede resultar en desplazamientos forzados, afectando directamente a la población que se busca beneficiar.
La situación actual que enfrenta el barrio es la propuesta de la empresa IRSA (Inversiones y Representaciones Sociedad Anónima), que busca consolidar el proyecto Costa Urbana en la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors, predio localizado al sur de Rodrigo Bueno [ver Mapa 1]. El proyecto ha sido planificado como un “Nuevo Puerto Madero”, siendo el principal atractivo de instalaciones con torres habitacionales y edificaciones novedosas. El caso de IRSA fue estudiado por Ivana Socoloff, especialista en ordenamiento territorial del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC). En sus estudios, la especialista muestra como IRSA se ha convertido en una de las principales empresas inmobiliarias de Argentina, conocida por su expansión y control de grandes desarrollos urbanos, centros comerciales y propiedades emblemáticas de Buenos Aires (Socoloff, 2011). La empresa dirigida por el empresario argentino Eduardo Elsztain, así como con el apoyo de inversionistas internacionales como George Soros, se ha consolidado como un actor clave en la financiación del sector inmobiliario en el país, aprovechando políticas de privatización, así como la adquisición de tierras y edificios históricos (Ibidem).
Socoloff ha realizado una investigación exhaustiva, para mostrar que IRSA actúa como intermediaria entre el capital financiero global y los mercados locales, facilitando grandes inversiones mientras concentra propiedades estratégicas, muchas veces adquiridas en remates públicos o privatizaciones estatales. Solo basta comprender que IRSA, en las últimas décadas, asumió el control mayoritario del Banco Hipotecario Nacional, la principal institución de préstamos hipotecarios en Argentina. Durante los años 90, este banco fue privatizado, quedando el Estado con una participación secundaria en su gestión. Socoloff, en su texto Privatización y despojo: Apuntes para reconstruir la estrategia urbana de IRSA para los barrios de la ciudad entre 1991 y 1996, destaca que, aunque la asociación presenta un discurso orientado a cuidar el patrimonio y promover el desarrollo urbano, sus actividades han recibido críticas. Especialistas en estudios urbanos y ambientales señalan su papel en procesos de gentrificación, desplazamiento de poblaciones locales y la mercantilización del espacio público y privado (Socoloff, 2011).
Un llamado a la participación ciudadana, el Huerto Comunitario las Yungas: un espacio de integración, aprendizaje y resistencia
Además de ser reconocido como el creador de la Escuela Superior de Bellas Artes, Ernesto de la Cárcova (Buenos Aires, 1866-1927) decidió, con el apoyo de sus estudiantes, fundar un museo. Para lograrlo, donó muebles y gestionó la compra de calcos escultóricos. Con su particular interés por despejar los jardines, surgió la idea central de Ernesto de crear “un rincón del paraíso”. Según se explica en el recorrido de la primera sala del museo, dedicada en homenaje al autor, Ernesto dedicó sus últimos años de vida a construir un espacio de libertad espiritual y de alto ideal artístico, lo que se convirtió en el objetivo central del reconocido Museo de la Cárcova.
Desde 2009, como una alternativa al diseño museístico unidireccional tradicional, el museo emprendió un cambio social. Reformulando su exhibición, dirigió sus esfuerzos a la creación de piezas accesibles para personas con discapacidad visual, auditiva, motriz e intelectual, además de enfocarse en la salud mental. Este último aspecto cobró especial relevancia durante la pandemia de 2020, cuando el museo funcionó como un nodo tecnológico. Así, el espacio sirvió de apoyo para estudiantes y comunidades necesitadas de conectividad, permitiéndoles continuar sus actividades de manera remota en un momento de crisis mundial.
Como alternativa, el Museo de la Cárcova, ubicado en un cruce peatonal del barrio Rodrigo Bueno, ha pasado por un proceso de transformación, priorizando el rol territorial, en la búsqueda de tener un contenido de otras voces, así como convocar al público e interactuar aún más con otras redes de museos que convergen en proyectos en común, como el Museo Moderno [ver Imagen 5]. La colectivización de esfuerzos para promover la salud comunitaria, buscando convertirse en un refugio para sus visitantes, se centra en su ya reconocida gran colección, que cuenta con réplicas de museos de talla mundial como el Museo de Louvre. Su recorrido no finaliza hasta conocer sus jardines, los cuales han sido fuente de inspiración de talentos artísticos y que actualmente presentan una iniciativa única como alternativa a la constante mercantilización del espacio público y privado.
Al final del museo, junto a los talleres de grabado y cerámica, se destaca el nuevo Huerto Comunitario de las Yungas, una iniciativa surgida de los habitantes del barrio. Originalmente, el huerto estaba ubicado en una zona que luego fue intervenida por el IVC. Con los cambios en la zonificación y el aumento en el nivel de cota de construcción para cumplir con la Ley 5798/17, el huerto perdió una fracción de su espacio y dejó de funcionar adecuadamente. Para darle continuidad, los vecinos, en colaboración con la administración del Museo de la Cárcova y el Museo Moderno, decidieron aprovechar un área sin uso dentro del museo y así establecer el nuevo huerto comunitario.
El huerto ha surgido como un espacio de encuentro para quienes ya cultivaban en sus hogares, con el propósito de revitalizar el patrimonio cultural, promover la soberanía alimentaria y compartir saberes populares. Según los promotores del Museo de la Cárcova, este huerto busca resaltar el protagonismo del barrio y crear una interacción orgánica con el museo. Para sus integrantes, el huerto representa un espacio que les pertenece, donde no están expuestos a cambios impuestos, convirtiéndose en un refugio donde se comparten aprendizajes de manera libre. Para sus integrantes, el huerto simboliza su capacidad para redefinir su entorno y preservar, a pesar de las presiones externas, un espacio que han construido y al que han dado un valor colectivo. Este huerto representa para ellos un fragmento propio del “jardín del paraíso” que Ernesto de la Cárcova concibió como el núcleo de su propuesta museística, afirmando así su derecho a mantener el control sobre un lugar significativo para la comunidad [ver Imagen 6].
El huerto comunitario se ha transformado en un espacio abierto para intercambiar conocimientos sobre cultivos, desde almácigos y plántulas hasta camas de cultivo y propuestas agroecológicas. Además, la iniciativa invita a la comunidad a sumarse con donaciones de materiales y conocimientos, con el objetivo de construir un invernadero que permita expandir el alcance del proyecto. El espacio abre tres veces por semana y está disponible para todas las personas interesadas en unirse al proyecto, sin importar su nivel de experiencia en el tema.
La reurbanización del barrio Rodrigo Bueno representa un caso paradigmático de intervención urbana en áreas vulnerables de Buenos Aires. Este proyecto no solo persigue mejorar las condiciones habitacionales, sino también integrar al barrio en el tejido urbano y social de la ciudad, abordando así problemas históricos de segregación y precariedad. Sin embargo, los desafíos y tensiones que emergen en el proceso resaltan la importancia de un enfoque participativo e inclusivo que respete las necesidades y la identidad de la comunidad. Iniciativas locales como los Centros de Cuidado Integral (CCI) y el Huerto Comunitario de las Yungas buscan ofrecer un enfoque participativo y comunitario, trabajando en la promoción de espacios de encuentro, salud y educación que van más allá de la construcción de viviendas. No obstante, estas experiencias ciudadanas corren el riesgo de verse amenazadas por el interés de la agencia inmobiliaria, lo que subraya la importancia de proteger estos esfuerzos comunitarios.
A través de esta experiencia, se puede concluir que el éxito de estos proyectos depende en gran medida de una colaboración activa entre el Estado, instituciones, organizaciones no gubernamentales y asociaciones civiles. Un factor clave es la cooperación horizontal con la ciudadanía, promoviendo su participación en el desarrollo de su entorno local. Al involucrar a los habitantes y reconocer su papel como actores principales, se busca legitimar el proceso de co-construcción de una ciudad más integrada, haciendo valer sus derechos como ciudadanos.


Imagen 5. Fachada principal del Museo de la Cárcova y al fondo la entrada principal del barrio Rodrigo Bueno. Imagen 6. Actividades en el Huerto Comunitario las Yungas Fuente: Propio
Bibliografía
Brikman, Denise. 2023. “Proyecto de Integración social y urbana ¿Nuevos proyectos, viejos peligros? Un análisis con foco en el caso de Rodrigo Bueno”. Cuaderno Urbano 35. Universidad Nacional del Nordeste. DOI: http://dx.doi.org/10.30972/crn.35356770.
Carman, María. 2011. Las trampas de la naturaleza: Medio ambiente y segregación en Buenos Aires. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. ISBN 978-950-557-863-4. Disponible en: https://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/becas/carman.pdf
Dirección Nacional de Calidad en Servicios de Salud y Regulación Sanitaria (DNCSSyRS). 2023. Modelo de Gestión por Cuidados Progresivos: del Modelo de Atención Centrado en el Servicio al Modelo de Atención Centrado en Niveles de Cuidados. Disponible en: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/2023/03/6_programa_curso_cuidados_progresivos.pdf
Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 2017. «Ley Nº 5798 – Reurbanización, Zonificación e Integración Social, Cultural y Urbana del Barrio Rodrigo Bueno». Boletín Oficial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Disponible en: https://boletinoficial.buenosaires.gob.ar/normativaba/norma/357432
Naciones Unidas. 1948. Declaración Universal de los Derechos Humanos. Adoptada y proclamada por la Asamblea General en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948.
Socoloff, Ivana. 2015. “Financiamiento global y centros comerciales en Buenos Aires: un estudio del caso IRSA.” Revista de Arquitectura 30(84):151-177. DOI: http://dx.doi.org/10.4067/S0718-83582015000200006
Socoloff, Ivana. 2011. “Privatización y despojo. Apuntes para reconstruir la estrategia urbana de IRSA para los barrios de la ciudad entre 1991 y 1996.” Anuario de Investigaciones, Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. URI: http://hdl.handle.net/11336/195331
Verón, Eduardo. 2024. «Políticas ambientales en barrios populares informales: La participación ciudadana como garante de legitimidad y sostenimiento de la política.» Ciencia y Cultura 52. Universidad Católica Boliviana. DOI: https://doi.org/10.35319/rcyc.2024521314.
[1] Los CeSAC son una red pública de más de cuarenta centros de atención primaria en Buenos Aires
[1] El proyecto fue financiado durante un par de años como parte de un acuerdo con CAF. Posteriormente, el proyecto dejó de ser operativo. Según entrevistas con integrantes y exintegrantes del IVC, estos expresaron el deseo de haber continuado con esta línea de trabajo.
[2] Este modelo busca que los pacientes reciban el nivel de atención adecuado en el momento y lugar más oportunos, de acuerdo con la complejidad de su estado clínico. A diferencia del enfoque tradicional, que se centra en patologías específicas o en servicios determinados, el modelo de cuidados progresivos se enfoca en diferentes niveles de atención. Su objetivo es fomentar la accesibilidad, eficiencia y efectividad del sistema, de manera que cada paciente esté en el entorno adecuado con los recursos necesarios para su cuidado y recuperación. Asimismo, busca promover una atención integrada y coordinada entre los distintos niveles y servicios del hospital.

