La agroecología como oportunidad: desandando mitos

Por Juan Martín Azerrat*
Algunos problemas actuales de la actividad agropecuaria
Según el reciente Censo Nacional Agropecuario del año 2018 (CNA 2018) realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), 1 de cada 50 explotaciones agropecuarias (EAP) realizan modelos alternativos al convencional. Este es un dato llamativo que nos invita a reflexionar pero también a indagar sobre algunos aspectos: ¿cuáles son las características de estas EAP alternativas?, ¿qué producen?, ¿cómo lo producen?, ¿qué diferencias hay con el modelo convencional agropecuario?, ¿es más o menos rentable?
Estas preguntas se vuelven relevantes ante el estado en el que actualmente se encuentra el sector agropecuario. Según el CNA 2018 la mayoría de las explotaciones agropecuarias, 32.020 en total, tienen una extensión de entre 200 y 500 hectáreas acumulando 10.496.821 de hectáreas totales. Sin embargo, los 849 propietarios o arrendatarios que concentren las EAP por encima de las 20.000 has. acumulan 33.290.799 de hectáreas totales.
Cuadro 1 y 2. Distribución de las EAP con límites definidos, por escala de extensión y por escala de cantidad de hectáreas.
Además, se observa que aproximadamente el 50% de la producción es sobre tierra alquilada (Bisang, 2020). Este punto es relevante ya que se estima que el 35% del costo de producción corresponde a este elemento. Según el Censo, en Buenos Aires el 42% de la actividad es en superficie de suelos alquilados, en Córdoba el 49%, en Entre Ríos el 34% y en Santa Fe el 49%.
En complementación a este costo, el aumento de la utilización de fitosanitarios (fundamentalmente herbicidas, pesticidas y fertilizantes), sumado al aumento de sus precios que se encuentran dolarizados, representa costos cada vez mayores.
Cuadro 3: Evolución de fertilizantes en Argentina por origen
Finalmente, el CNA2018 también arroja que en 10.000.000 de has. los servicios contratados en las EAP convencionales se utilizaron para la aplicación de plaguicidas (el doble que para cosecha y siembra) como se observa:
Cuadro 4. EAP que prestaron servicios de maquinaria por tipo de labor (por hectárea)
Algunos elementos más se destacan en los nuevos datos del CNA 2018 que requieren más desarrollo. Sin embargo, hasta aquí algunos datos que muestran que detrás de los niveles récord de cosecha en los principales cultivos (soja, maíz y trigo) hay problemas o limitaciones que no son suficientemente analizadas. Los datos aquí expuestos reflejan los altos costos que enfrentan los productores agropecuarios convencionales y que, lejos de estabilizarse o disminuir, aumentan. Al mismo tiempo, la problemática ambiental y social por los niveles récord de uso de fertilizantes y herbicidas muestran que la utilización de los mismos no puede aumentar sino aumenta al mismo tiempo los costos ambientales, sociales y económicos. La agroecología en este sentido es una oportunidad: aquí presentamos de forma introductoria experiencias agroecológicas de entre 200 y 1000 hectáreas en la zona núcleo que nos muestran que es posible producir en campos propios sin la necesidad de enfrentar costos de fitosanitarios, maquinaria especializada en la producción convencional ni en alquileres de tierras. Estas experiencias nos muestran que en el ambiente hay una forma de solución.
¿Y el productor agropecuario?
Los productores agropecuarios son individuos asentados en zonas rurales que producen bienes que se derivan de la actividad agrícola y pecuaria. Pueden o no desarrollar sus actividades con otros productores en una misma unidad productiva. Como se mencionó, los productores agropecuarios son heterogéneos y hay de distintos tipos. Esto nos invita a indagar sobre las percepciones de estos productores para entender si ¿hay? diversidad y en qué se diferencian. Un ejemplo de ello es el trabajo de Teixeira et al. (2018) que describe, a partir de las percepciones de distintos productores agropecuarios de café en el sur de Brasil, a tres tipos de productores: convencionales (aquellos que adoptan todas o la mayoría de las técnicas del paquete tecnológico del modelo agroindustrial); tradicionales (aquellos que utilizan algunas de estas técnicas pero además provienen de familias de generaciones rurales); y agroecológicos (aquellos que plantean distintos tipos de transición hacia un modelo productivo distinto al convencional y al tradicional).
Rápidamente, podemos entender a los productores convencionales como aquellos que utilizan las prácticas productivas vinculadas al modelo agroindustrial dominante. Por modelo agroindustrial se entiende al modelo de producción agropecuario centrado en la modernización tecnológica aplicado al monocultivo y a la extensión a través del territorio cultivable. Los productores convencionales homogenizan sus prácticas a partir de un paquete tecnológico basado en semillas transgénicas, agroquímicos, maquinaria industrial y actores externos a la actividad agropecuaria que capitalizan el modelo (Gras & Hernandez, 2013, p. 26; Giraldo, 2019, p. 35). Se trata de un modelo que se extiende a nivel global desde una metodología específica en la cual el ambiente es considerado un factor de producción que puede ser controlado y moldeado desde la racionalización científica-tecnológica (Phélinas & Choumert, 2017).
En contraposición, los productores agroecológicos son aquellos que utilizan las prácticas productivas basadas en la agroecología. Si bien no se dispone de una definición estática ni homogénea de la agroecología (Bellon & Ollivier, 2018), esta nota la entiende como un modelo que aplica criterios ecológicos a la producción agropecuaria y permite al productor agropecuario un rol autónomo en la toma de decisiones al depender menos de recursos externos al territorio. Las características más importantes son la producción agropecuaria mixta y complementaria, el uso de insumos orgánicos, la preservación y expansión de la diversidad ecológica y el intercambio de experiencias y prácticas entre productores (Altieri & Rosset, 2018; Van der Ploeg, 2020). Estas características tienen un impacto positivo en la sustentabilidad ambiental de la producción. Por sustentabilidad ambiental de la producción se entiende a las condiciones ambientales y sociales que permiten el desarrollo de las distintas prácticas agrarias sin comprometer a esas mismas prácticas en el futuro. Por condiciones ambientales refiero a la preservación, reproducción y regeneración de los procesos ecológicos que hacen posible el funcionamiento de un agroecosistema: la diversidad biológica que regula los flujos de energía y materia en el suelo, el agua y la atmósfera y entre seres vivientes. Por condiciones sociales me refiero al conjunto de acciones que realizan los individuos con el fin de satisfacer sus necesidades con los recursos disponibles para tal fin. A su vez, un pilar común que caracteriza a estas prácticas agroecológicas es la reducción de insumos externos al campo (semillas transgénicas y agroquímicos), mejorando los insumos internos (fertilizantes orgánicos y reutilización de los recursos). Por eso, en el centro del proceso productivo se encuentra el productor agropecuario que toma decisiones desde “dentro” del territorio administrando los insumos internos disponibles (Altieri & Rosset, 2018; Van der Ploeg, 2020).
Experiencias agroecológicas: desandando mitos
En ciertas oportunidades y generalmente desde un enfoque economicista, se entiende a la agroecología como algo vinculado al “atraso” o a la “improductividad”. O se argumenta que es un modelo inviable sólo vinculado a pequeños productores de autoconsumo o de muy pequeña escala. Por eso, este apartado presenta algunas experiencias agroecológicas en distintos asentamientos rurales y con distintas características con el fin de, al menos, poner en tensión dichas afirmaciones.
— “El Milagro” (Coronel Moldes – Córdoba) —

Este campo posee 300 hectáreas de las cuales 200 se destinan a la producción ganadera y 100 a la agricultura. Llevado adelante por mujeres chacareras de tercera generación agropecuaria, este campo derriba al menos tres mitos: a) es posible sostener 15 años de producción agroecológica sin depender de insumos externos al campo sino aprovechando los insumos internos; b) es posible que las mujeres estén al frente de campos de mediana y grande extensión; c) la agroecología genera mucho trabajo humano más del que se le critica[1].
Fuente: imagen propia
Dentro del primer punto, se destaca un modelo agropecuario económicamente viable y ambientalmente sustentable. La independencia económica que permite la agroecología es tal vez, a nivel económico, el punto más fuerte del modelo. Al no depender de la compra de fitosanitarios, ni de semillas ni de alquilar la maquinaria específica para este tipo de producción convencional, los costos de producción se reducen notablemente.
Al mismo tiempo, la producción diversificada entre cultivos y hacienda permite no depender de un solo cultivo ante el riesgo de una mala cosecha. El segundo punto se vincula un tema poco abordado, pero que se visualiza en experiencias como la de este campo y también en el CNA 2018: en todo el país hay 43.108 mujeres que se dedican a la producción agropecuaria. Dentro del tercer punto, alcanza con visitar El Milagro para ver un movimiento continuo de personas encargadas de distintas tareas: la siembra o cosecha, el mantenimiento del campo, el traslado de la hacienda y otras tareas. La solvencia económica de este campo permite emplear de manera permanente y transitoria a distintos trabajadores que se ocupan de distintas tareas dentro del campo.
— “Doña Ofelia” (Guaminí – Buenos Aires) —

El municipio de Guaminí se convirtió en nombre conocido en los últimos años a partir del impulso y creación de la Red de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología (RENAMA) en el año 2016. Actualmente la Red cuenta con más de 180 productores y 90.000 hectáreas asociadas, fundamentalmente, en campos ubicados en la zona núcleo.
Fuente: imagen propia
Uno de los campos que comenzó la transición agroecológica luego de la creación de RENAMA fue “Doña Ofelia”[2], en el cual hay en casi 200 hectáreas una producción mixta de ganadería (incluído un pequeño tambo) y trigo asociado con avena-vicia. Un punto interesante de este campo es que estuvo destinado a la producción convencional durante años en el cual se alquilaba la tierra ya que no se poseía el capital económico para su funcionamiento. A partir de la reducción de costos vinculada a la transición agroecológica, los productores que llevan adelante este campo se encuentran en crecimiento constante.
De 100 hectáreas propias, pasaron a 200 además de la reconstrucción de la infraestructura del campo y un pequeño tambo en el cual se produce leche y quesos para el consumo local. A diferencia del modelo convencional, aquí no hay destete de los terneros ni extracción de leche por encima del excedente que produce la vaca para alimentar a sus terneros. En equilibrio con las necesidades de los animales, este campo se solventa económicamente y no presenta deudas con entidades financieras o empresas contratistas.

Un rasgo interesante es que parte de la producción de trigo de este campo, pero también de otros de similares características, se comercializa en el Molino perteneciente al Centro Agrario ubicado en el pueblo en el cual se realiza la molienda y comercialización a panaderías locales. Aquí vemos un ejemplo de una vía de comercialización en la que el productor agroecológico logra una mayor rentabilidad ya que sus costos son menores y al mismo tiempo la venta para el consumo local se realiza a un precio accesible gracias a la venta directa.
Fuente: imagen propia

En Guaminí existe un grupo de más de 25 productores que comenzaron la transición agroecológica en distintos niveles y en distintas escalas. Un caso llamativo cercano a Guaminí pero al mismo tiempo integra este grupo de productores, es el campo “La Primavera”[3] ubicado en Bolívar. Este campo presenta 1200 hectáreas que se destinaban a la producción convencional de soja, maíz y trigo. Hace algunos años este campo comenzó la transición hacia la agroecología por la problemática de los altos costos de producción (fundamentalmente por la compra de herbicidas). El dato más relevante es que, de utilizar 10.000 litros de herbicidas por año, se pasó a utilizar 800 aplicando una planificación agroecológica con el asesoramiento del actual Director Nacional de Agroecología de la Nación, Eduardo Cerdá (el nombramiento fue posterior al asesoramiento).
Fuente: imagen de RT Actualidad
Experiencias agroecológicas: generando oportunidades
Escuchando las experiencias y relatos de los productores agroecológicos algunos puntos en común se pueden establecer rápidamente. Los productores agropecuarios que deciden emprender la transición hacia la agroecología, en general y casi en su totalidad, no “vuelven atrás”. La agroecología llega para quedarse en la vida del productor agropecuario por distintos motivos subjetivos e intersubjetivos y es un modelo de largo plazo. También, la agroecología viene a “explicar-los” (como muchos de estos productores comentan en entrevistas), es decir, es una síntesis a una búsqueda personal de cada productor desencantado por el modelo convencional (ya sea por haber entrado en quiebra económica o haberse enfermado por el uso de herbicidas él mismo o su familia o por una consciencia ecológica u otros motivos). La agroecología, así, trasciende el ámbito meramente productivo y se convierte, en mayor y menor medida dependiendo el productor, en una forma de vida que se relaciona con la vida dentro del campo, con la experimentación y observación constante con el ambiente y con la búsqueda de consolidar un modelo rural de vida. Finalmente, estas experiencias son solo un ejemplo muy sintético de cómo la agroecología no puede ser vista como un bloque homogéneo, sino una oportunidad extensamente diversa para afrontar problemas evidentes que presenta el modelo agroindustrial dominante: la pérdida de fertilidad de los suelos que llevan a un uso cada vez más elevado de fertilizantes; la presencia de plantas y pasturas que cada vez son más resistentes al uso de herbicidas y llevan a utilizar cada vez más cantidad; el consecuente problema de los costos cada vez más elevados tanto por la mayor utilización de estos productos químicos, pero también porque su precio se encuentra dolarizado; el problema de la fragilidad económica de medianos productores agropecuarios que toman deudas con bancos o empresas contratistas para cubrir los altos costos de producción y están obligados a una cosecha que les permita luego cubrir estos créditos; y otros problemas vinculados al cambio climático que cambian la regularidad de lluvias, heladas o sequías y enfrentan nuevos desafíos para el sector.
Aquí se presentaron algunas experiencias agroecológicas que sirven para tensionar algunos mitos en torno a la agroecología y, sumado a esto, introducir características introductorias que nos permitan verla como una oportunidad en ciertas circunstancias contextuales. Cada experiencia agroecológica es una oportunidad para encontrar respuestas a partir de la sustentabilidad ambiental.
Bibliografía
- Altieri, M. A., & Rosset, P. (2018). Agroecología: Ciencia y Política (Vol. 7). Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA).
- Bellon, S., & Ollivier, G. (2018). Institutionalizing Agroecology in France: Social Circulation Changes the Meaning of an Idea. Sustainability, 10(5), 1380. https://doi.org/10.3390/su10051380
- Giraldo, O. F. (2019). Political Ecology of Agriculture: Agroecology and Post-Development. Springer International Publishing. https://doi.org/10.1007/978-3-030-11824-2
- Gras, C., & Hernandez, V. A. (Eds.). (2013). Los pilares del modelo ‘‘agribusiness” y sus estilos empresariales. En El agro como negocio: Producción, sociedad y territorios en la globalización (pp. 17-46). Editorial Biblos.
- Phélinas, P., & Choumert, J. (2017). Is GM Soybean Cultivation in Argentina Sustainable? World Development, 99, 452-462. https://doi.org/10.1016/j.worlddev.2017.05.033
- Teixeira, H. M., Van den Berg, L., Cardoso, I. M., Vermue, A. J., Bianchi, F. J. J. A., Peña-Claros, M., & Tittonell, P. (2018). Understanding Farm Diversity to Promote Agroecological Transitions. Sustainability, 10(12), 4337. https://doi.org/10.3390/su10124337
- Van der Ploeg, J. D. (2020). The political economy of agroecology. The Journal of Peasant Studies, 0(0), 1-24. https://doi.org/10.1080/03066150.2020.1725489
Notas periodísticas
- https://agenciatierraviva.com.ar/guamini-5-mil-hectareas-de-agroecologia/ https://actualidad.rt.com/actualidad/393673-masificar-produccion-agroecologica-terrateniente-argentina
- https://ramcc.net/noticia.php?id=1349
- https://www.bioleft.org/es/2019/11/06/la-agroecologia-como-alternativa-real-a-los-agrotoxicos/
- https://latinta.com.ar/2018/03/mujer-rodeos-tierra-cnel-moldes/
Documentales
[1] Para ver en detalle estos puntos: https://www.youtube.com/watch?v=mMWeO46HApY y https://latinta.com.ar/2018/03/mujer-rodeos-tierra-cnel-moldes/
[2] Para ver en detalle estos puntos se recomienda: https://www.youtube.com/watch?v=k-NKljNPAB8, https://ramcc.net/noticia.php?id=1349 y https://www.bioleft.org/es/2019/11/06/la-agroecologia-como-alternativa-real-a-los-agrotoxicos/.
[3] Para ver más información se recomienda ver: https://agenciatierraviva.com.ar/guamini-5-mil-hectareas-de-agroecologia/ y https://actualidad.rt.com/actualidad/393673-masificar-produccion-agroecologica-terrateniente-argentina
* Juan Martín Azerrat es Doctorando en Ciencia Política y Licenciado en Administración Pública de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Becario Doctoral CONICET (IIDyPCa/CONICET-UNRN). Trabajando con el plan de «¿Porqué un productor agropecuario elige ser agroecológico? Valores e ideas ambientales en el campo argentino (1994-2021)» dirigido por la Dra. María Celeste Ratto y el Dr. Ricardo Gutiérrez Miembro e investigador del Área de Ambiente y Política (AAP) de la Universidad Nacional de San Martín. Miembro e investigador del Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (IIDyPCa) de bipertenencia CONICET-UNRN radicado en San Carlos de Bariloche.